sábado, 15 de septiembre de 2012

ULTRAVOX - RAGE IN EDEN

Si hay  discos imprescindible si te gusta la electrónica, Rage in Eden es uno de ellos.
Después del bombazo que supuso Vienna, el grup volvió a los estudios de Conny Plank en Alemania para la grabación del siguiente trabajo.
Mucha gente estaba espectante ante lo que pudieran deparar Ultravox, tanto por parte de los seguidores, como por parte de los destractores, que veían con malos ojos que Midge Ure hubiese entrado sustituyendo a John Foxx.
Sin embargo, y aunque habrá división de opiniones como siempre, este es un gran disco y, teniéndole el cariño que le tengo a Vienna, éste puede que, electrónicamente hablando, este por delante.
El sonido se ha oscurecido, es más barroco, más ampuloso. La producción compartida con Conny Plank es maravillosa.
Sintetizadores y ritmos te aplantan, consiguiendo una mezcla de satisfacción y angustia impresionantes.
The Voice es un tremendo tema que nos enseña la dirección por donde va a ir el disco, We Stand Alone sigue la senda de fuerza, melancolía.
Rage in Eden es una descarga de sentimiento y tristeza que contiene unas programaciones de ensueño.
I Remenber es de esas joyas que esconden los discos y que consiguías descubrir una vez que ya habías escuchado los singles que tenía el Lp.
Como digo una joya, con oscuridad, ritmo y un estribillo que te eleva.
La cara b no empezaba peor, y es que está The Thin Wall que, para mí, es uno de los mejores temas que han escrito nunca. Me atrevería a decir que está entre sus tres mejores.
Progrmaciones, cajas de ritmo y teclados te hacen bailar y, mientras bailas mecánicamente, entras en un mantra sintético del que es muy difícil salir.
Creo que es de esos temas que a Kraftwerk, con algún retoque minimal, no les hubiese importado firmar.
Las programaciones potentes siguen sin pausa en la extensa, pero no cansina, Strange Within.
También es de esos temas que te van atrapando lentamente.
Otra joyita es Accent On Youth, que tal vez sea la que más recuerda, gracias a la guitarra rítmica y punzante de Ure, a su anterior trabajo. Claro que la producción no permite que se salga del camino emprendido desde el primer minuto.
Para finalizar, Your Name.  Ritmos que explosionan, coros monacales y pianos decimonónicos que engrandecen una canción que, en otras manos, sería un pestiño total.
No olvidaron la guitarra, batería y bajo, y aunque forman parte del contenido, quedan en un gran segundo plano debido a las capas de teclados y programaciones que convierten a este disco un gran disco de la electrónica de todas las épocas.
Tampoco hay que olvidar esa maravillosa portada. Neoclásica y espartana. Una gozada.
No hubo retorno, no volvieron a hacerlo. Eso sí, siguiendo haciendo muy buenos discos.
URW