No eran New Romantic, no eran Tecno Pop, no eran New Wave, ¿Qué eran?
Eran Japan. Una mezcla de todo y de nada. Porque sin ser fan acérrimo
del grupo, hay que reconocer que en los últimos 30 años pocos grupos
como ellos, con integridad, elegancia e imágen han poblado el panorama
musical.
En este cuarto Lp, sin contar el recopilatorio, su sonido ya
está pulido, las guitarras están en un segundo plano, casi
inexistentes, y su mezcla entre sintético, con roces Roxy Music,
un glam muy tardío, esa tecnología celestial, ese toque Cool, unido a
la imágen un tanto andrógena del estupendo cantante y músico que es David
Sylvian, hacen un disco ensoñador, distinguido y para escuchar de etiqueta.
Músicos
magistrales, (¡Dios mío como sonaba ese bajo!), supieron elaborar
melodías fantásticas y tal vez un pasito por delante de los demás, ya
que me atrevería a decir que los sonidos de este disco aún tardaron uno o
dos años en sonar de forma cotidiana en las emisoras vía ABC
o Duran Duran por ejemplo. Estos últimos le deben gran parte del sonido
de sus dos primeros discos, con esos sonidos electrónicos que parecían
un helicóptero entrando y saliendo de su música.
El título y la
portada te hacen mirar el disco de otra manera, y da la sensación de que
no debes de cogerlo si estás con camiseta y pantalones vaqueros ¡Por
favor, un poquito de compostura! porque te enfrentas ante algo con un
sonido perfecto, todo donde debería de estar, ni más ni menos.
Para el que crea que la máquinas son frías, que escuche el disco y después me dice si piensa lo mismo.
Todos
son buenísimos temas, pero mi debilidad es Nightporter con piano de
Satie por todos los lados, es decir, minimalista, sencillo, pero certero
y apasionado.
Disco imprescindible para la electrónica de todos los
tiempos, puede que no esté entre los cien primeros, pero sigue siendo
imprescindible.
Uno de los mejores grupos de la decada de los 80.
Adios, me voy corriendo a poner el frack, que voy a escuchar el disco.
gentlemen