Enya había estado en el grupo de Folk Celta irlandes Clannad antes de aventurarse en solitario.
Con este segundo álbum, la artista alcanzó la fama mundial en el año 88.
Una prima mía me dijo que lo escuchara.
No me fiaba yo mucho, pero por escucharlo nunca se pierde nada.
Y desde el primer tema el disco me atrapó y durante mucho tiempo fue un disco que ponía una y otra vez.
Voy a irme un poco de fanfarrón, pero llevaba ventaja con respecto a mucho gente en cuanto a todo lo relacionado con el sonido y las canciones.
Los sonidos Celtas me eran familiares porque por estos lares había muchos grupos que los practicaban desde hacía años, pero es que mi hermano era un fanático de dichos sonidos. Así que ciertas melodías y atmósferas ya no me eran ajenas.
Pero eso no impidió que me atrapase como dije anteriormente.
Su melodías ensoñadoras, sus teclados creando atmósferas impresionantes, su voz (procesada miles de veces) creaban coros angelicales que me evocaban a las películas y libros de fantasía y épica
(El señor de los Anillos, Willow, libros de Dragonlance, et,etc,), algo que me fascina.
Un disco que me servía para soñar, para evadirme de lo que había a mi alrededor y sobre todo, vivir mi vida épica y de caballero en un mundo de fantasía que, por supuesto, después de sudor y lágrimas, siempre salía victorioso.
Mundos de guerreros y de princesas. Mundos imaginarios. En definitiva, mundos que gracias a este disco yo me podía montar y ser feliz.
Después de lanzar el rollazo sentimentaloide, diré que para mi gusto en el disco no sobra nada, y a pesar de todo lo que he dicho antes, podría decirse que es música para Adultos. AONA (Adult Oriented New Age).
Tal vez la New Age nunca se acercó al público de forma tan masiva como con este trabajo.
No es la New Age un estilo electrónico que escuche mucho, pero como en cualquier otro, siempre se van a encontrar trabajos y grupos que te van a gustar.
Y lo bueno que tienen los trabajos de Enya es que si te gusta uno, seguro que el resto también te van a gustar en mayor o menor medida, ya que su sonido prácticamente ha seguido invariable a lo largo de toda su carrera.
Yo se lo agradezco, no vaya a ser que se decante por hacer una versión Techno-Chochy-bacaladera y
¡La cagamos tía Paca!
Con este segundo álbum, la artista alcanzó la fama mundial en el año 88.
Una prima mía me dijo que lo escuchara.
No me fiaba yo mucho, pero por escucharlo nunca se pierde nada.
Y desde el primer tema el disco me atrapó y durante mucho tiempo fue un disco que ponía una y otra vez.
Voy a irme un poco de fanfarrón, pero llevaba ventaja con respecto a mucho gente en cuanto a todo lo relacionado con el sonido y las canciones.
Los sonidos Celtas me eran familiares porque por estos lares había muchos grupos que los practicaban desde hacía años, pero es que mi hermano era un fanático de dichos sonidos. Así que ciertas melodías y atmósferas ya no me eran ajenas.
Pero eso no impidió que me atrapase como dije anteriormente.
Su melodías ensoñadoras, sus teclados creando atmósferas impresionantes, su voz (procesada miles de veces) creaban coros angelicales que me evocaban a las películas y libros de fantasía y épica
(El señor de los Anillos, Willow, libros de Dragonlance, et,etc,), algo que me fascina.
Un disco que me servía para soñar, para evadirme de lo que había a mi alrededor y sobre todo, vivir mi vida épica y de caballero en un mundo de fantasía que, por supuesto, después de sudor y lágrimas, siempre salía victorioso.
Mundos de guerreros y de princesas. Mundos imaginarios. En definitiva, mundos que gracias a este disco yo me podía montar y ser feliz.
Después de lanzar el rollazo sentimentaloide, diré que para mi gusto en el disco no sobra nada, y a pesar de todo lo que he dicho antes, podría decirse que es música para Adultos. AONA (Adult Oriented New Age).
Tal vez la New Age nunca se acercó al público de forma tan masiva como con este trabajo.
No es la New Age un estilo electrónico que escuche mucho, pero como en cualquier otro, siempre se van a encontrar trabajos y grupos que te van a gustar.
Y lo bueno que tienen los trabajos de Enya es que si te gusta uno, seguro que el resto también te van a gustar en mayor o menor medida, ya que su sonido prácticamente ha seguido invariable a lo largo de toda su carrera.
Yo se lo agradezco, no vaya a ser que se decante por hacer una versión Techno-Chochy-bacaladera y
¡La cagamos tía Paca!