Este baterista sueco del grupo The Meat Boys editó en 2008 su primer disco que decubrí por la red hace algún tiempo.
Y he de decir que es un trabajo que me encanta. No es que sea una obra maestra, pero tiene un encanto especial, que hace que todas las canciones me parezcan buenas, o muy buenas.
Un Electro Pop acogedor y con cierto sabor a añejo recorren todos los temas que, sino antes, al llegar a los estribillos enganchan.
Hay tiempo incluso para el Pop más tecnificado con On My Own Again, un tema que parece rescatado de los archivos de la ELO más Tecno Pop de Time. Una delicia para los oidos.
Rodeado de colaboradoras féminas que ponen las voces en algunos temas (Robyn, Titiyo, Neneh Chrry, entre otras), consigue sonido comercial pero no concebido para masas. Quiero decir que aparentemente el chico ha puesto por encima sus gustos a los resultados.
Whith Every Hearbeat, Thank You For Nothing, 3 A.M, son unos pequeños bocados de delicatessen, en los cuales, las voces de las chicas, hacen mucho para que el resultado sea más delicado, pues las bases no lo son tanto, salvo por esos teclados más suaves.
Instrumentales como Hero o Tower Of Trellick tienen ese toque bailable y dulce, ensoñador y etéreo, que no los hace atemporales, pero podrían haber sido hecho en cualquier momento de los último treinta años.
Y Longing For Lulabies, cantada por Titiyo, es una pieza comercial pero nada desdeñable.
Un disco que no te importará escuchar mucho más a menudo de lo que crees.
Buenas melodías y Electro Pop con sabor añejo, pero sin desperdicio.
Estos discos a los que uno les coje cariño. No lo llevarás a una isla desierta, pero tampoco te importará tenerlo siempre en tu móvil.
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