Este directo es otra de las gozadas que nos dejó el genio pianista y que no tiene desperdicio.
Es un disfrute para las oidos desde el primer al último tema y que nos da la idea de que realmente los discos de estudio y directos en el mundo del Jazz podríamos decir que casi eran lo mismo, ya que todo se hacía a un tiempo en una o dos tomas.
No había ordenadores y los estudios eran bastante primitivos incluso para la época en muchos casos. Es por ello que todo debía de salir rápido y bien.
De esos discos que te dejan impresionado ya con la primera escucha, independientemente de que seas seguidor del músico o incluso del estilo.
disfrute para los oidos.
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