El motivo no es otro que se tenía planeado que en uno de los temas tocase el saxofón el astronauta Ron Mcnair desde el transbordador espacial Challeger. Por desgracia eso no llegó a ocurrir porque el aparato tuvo un terrible accidente al poco de despegar.
También parece que después del avance musical que había hecho en Zoolook no tuvo continuación.
No se puede considerar un paso atrás. Simplemente que como digo no tuvo esa continución.
La primera cara, sobre todo las dos primeras partes, se mueve por esa electrónica pomposa pero también bastante sinfónica y efectista. Hay menos experimentación y sonidos electrónicos espaciales que en las primeras entregas.
En la cara b nos encontramos con la cuarta parte de Rendez-Vous que fue single y que seguro que es el más conocido para muchos. El tema típico del músico destinado a single y que tiene rítmica y que sin poder decir que era un llenapistas si que era válido para calentar motores.
En la quinta parte encontramos un comienzo verdaderamente precioso y que poco a poco si que va dervando en esos sonidos electrónicos un tanto misteriosos que seguramente son de los primeros que puedes descartar en las primeras escuchas del álbum pero que a la postre son de los que más te gustan al cabo de los años.
Termina el disco con el homenaje al astronauta fallecido, Ron, con el tema que iba a interpretar desde el espacio.
Al ritmo de latidos de corazón, lentos y acompasados, esuchamos capas ambientales, acolchadas y propias para imágenes del espacio, mientras suena el saxo con aires jazzisticos.
No es de sus mejores trabajos, pero es un buen disco del músico francés.