En esta segunda parte, el músico parece que relentiza los temas, los dota de más intensidad y emoción si cabe y también nos ofrece temas con carcasa más minimalista.
No, no deja de ser Trust con su sonido característico. Simplemente nos ofrece otra cara dentro de su ya característico sonido y que lo ha convertido en un referente del Synth Wave para mi gusto.
Iris es otro pepinazo dentro de su aún no muy extensa obra. Te eleva, te hace soñar, te da dos vueltas por el cerebro y te destroza.
Slow Burn nos ofrece ese Synth Pop oscuro y que engancha de manera inmediata.
Cor, Shame o The Stain son también deliciosas y donde se aprecia esa otra cara más intimista y más relajada, e incluso también más triste.
Trust no tiene desperdicio. Y segundas partes pueden ser tan buenas como las primeras.
A las pruebas me remito.