Seguramene White Door es de esos grupos bastante desconocidos por la mayoría de la gente, pues ya en los 80 tampoco levantó mucha expectación entre el gran público, y después de un Lp que quedó como casi de culto y unos cuantos singles, el grupo dejó de exisitr.
Su Synth Pop estaba lleno de ricas melodias, de momentos tristes y melancólicos. Medios tiempos que podrían enconger un poco el corazón. Pero igual que en otros todo esto podría sonar pesado y un tanto soporífero, White Room lo convirtieron en algo delicioso y apetecible.
Y lo mismo se puede decir de este nuevo trabajo. Parece que no han pasado cerca de cuarenta años por siguen manteniendo la misma intensidad, los mismos sonidos, las mismas buenas melodías. Parece como si se hubiesen sido criogenizados en el estudio y que años después volviesen a la vida, desempolvado los instrumentos y se pusieran a volver a grabar como si el tiempo no hubiese pasado.
Un álbum que se me antoja magnífico, con dos o tres hits que nunca lo serán, con magníficos temas que te hace repensar lo de esas reuniones de grupos que muchas veces no ofrecen nada positivo. Que te reconforta y que te hace volver a creer en el Synth Pop más melodioso y con un toque dulce sigue valiendo la pena.
En definitiva, un disco que vino sin esperarlo casi nadie y que hace que te sientas feliz por haberlo descubierto.