Como a cualquier persona que le guste un poco la música, hay muchos temas que te marcan en tu niñez y en tu adolescencia.
No valoras si son mejores o peores, simplemente las escuchas y sientes algo especial cuando lo haces.
Después ya vendrán las preguntas de como te podías gustar este tema o este otro.
Los músicos, aunque parezca que están muy por encima de nosotros, cuando hablamos de estrellas, resulta que también son seres humanos y que tambien fueron niños y adolescentes.
Y también les marcan canciones como a todo hijo de vecino.
Esto es lo que le ocurrió a Jeff Lynne. La radio puesta todo el día en casa de sus padres, sonando canciones que le parecían estupendas y maravillosas.
Así que casi por necesidad personal, o incluso por agradecimiento a ellas, el sexagenario Jeff editó en el año 2012 un disco de versiones de esos temas que tanto sonaban por la radio y que tanto le influenciaron en su futuro musical.
Personalmente me parece un muy buen disco con unas muy buenas versiones por parte del músico. Reconozco que no soy nada objetivo, y el estilo que tiene Lynne a la hora de acometer los covers me gusta mucho porque, básicamente, me encanta él como productor y como arregla los temas propios.
Así que que queréis que os diga.
Había temas que no conocía, y otros que ya son clásicos reconocibles a la primera escucha.
Y no sé si será porque son clásicos los temas, peo el disco rezuma nostalgia y añoranza de esos años de juventud por parte de Jeff.
Es como si tuviese que agradecer a estas canciones los grandes momentos de placer que obtuvo mientras las escuchaba.
Puede también que sea un ejercicio de pura y dura nostalgia en una persona mayor que empieza a recordar su infancia.
De todas maneras es un disco relajado, tranquilo y muy bonito, en donde Jeff deja su huella en todos los temas.
Aznavour, Roy Orbison, Chuck Berry e incluso Charles Chaplin están entre los que más escuchaba el músico y más le gustaban.
Roy Orbison era obvio la admiración que sentía, y tampoco me extraó Chuck Berry, pero Aznavour sí la verdad, y eso que no dejo de reconocer que el tema del armenio ya lo conocía y es una absoluta maravilla.
Bueno, Jeff nunca se fue de músico Cool ni In. Con lo cual no nos puede extrañar que sus preferidos sean músicos anteriores a él pero con música que me imagino que no era innovadora en la época.
Lo único que no me gusta del disco es la duración. No llega a la media hora de duración.
Puede que a muchos no les guste como quedó el resultado final, pues tal vez haya quedado muy blandito en cuanto a sonido y producción, o tal vez no les guste que se note mucho el sonido Jeff.
Pero uno, como fanático del músico, me gusta mucho por dos razones.
Una, porque después de dos décadas grabó algo nuevo con su nombre y la segunda es porque así también escucho temas antiguos que no me sonaban bajo el prisma de Jeff Lynne.
Una gozada.
No valoras si son mejores o peores, simplemente las escuchas y sientes algo especial cuando lo haces.
Después ya vendrán las preguntas de como te podías gustar este tema o este otro.
Los músicos, aunque parezca que están muy por encima de nosotros, cuando hablamos de estrellas, resulta que también son seres humanos y que tambien fueron niños y adolescentes.
Y también les marcan canciones como a todo hijo de vecino.
Esto es lo que le ocurrió a Jeff Lynne. La radio puesta todo el día en casa de sus padres, sonando canciones que le parecían estupendas y maravillosas.
Así que casi por necesidad personal, o incluso por agradecimiento a ellas, el sexagenario Jeff editó en el año 2012 un disco de versiones de esos temas que tanto sonaban por la radio y que tanto le influenciaron en su futuro musical.
Personalmente me parece un muy buen disco con unas muy buenas versiones por parte del músico. Reconozco que no soy nada objetivo, y el estilo que tiene Lynne a la hora de acometer los covers me gusta mucho porque, básicamente, me encanta él como productor y como arregla los temas propios.
Así que que queréis que os diga.
Había temas que no conocía, y otros que ya son clásicos reconocibles a la primera escucha.
Y no sé si será porque son clásicos los temas, peo el disco rezuma nostalgia y añoranza de esos años de juventud por parte de Jeff.
Es como si tuviese que agradecer a estas canciones los grandes momentos de placer que obtuvo mientras las escuchaba.
Puede también que sea un ejercicio de pura y dura nostalgia en una persona mayor que empieza a recordar su infancia.
De todas maneras es un disco relajado, tranquilo y muy bonito, en donde Jeff deja su huella en todos los temas.
Aznavour, Roy Orbison, Chuck Berry e incluso Charles Chaplin están entre los que más escuchaba el músico y más le gustaban.
Roy Orbison era obvio la admiración que sentía, y tampoco me extraó Chuck Berry, pero Aznavour sí la verdad, y eso que no dejo de reconocer que el tema del armenio ya lo conocía y es una absoluta maravilla.
Bueno, Jeff nunca se fue de músico Cool ni In. Con lo cual no nos puede extrañar que sus preferidos sean músicos anteriores a él pero con música que me imagino que no era innovadora en la época.
Lo único que no me gusta del disco es la duración. No llega a la media hora de duración.
Puede que a muchos no les guste como quedó el resultado final, pues tal vez haya quedado muy blandito en cuanto a sonido y producción, o tal vez no les guste que se note mucho el sonido Jeff.
Pero uno, como fanático del músico, me gusta mucho por dos razones.
Una, porque después de dos décadas grabó algo nuevo con su nombre y la segunda es porque así también escucho temas antiguos que no me sonaban bajo el prisma de Jeff Lynne.
Una gozada.
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