La música de niños, incluso cuando yo era uno de ellos, siempre me pareció una auténtica horripilancia. Nunca me gustó. No sé el porqué.
El caso es que en mi casa siempre sonaba la radio en aquellos años setenta, cuando yo era un crío, y resulta que los años finales de la citada década, la música Disco sonaba por todos lados y a mi me gustaba. Me transmitía algo especial. Tampoco vamos a analizar nada en profundidad. Me gustaba y punto.
En el año 77 este proyecto de música Disco llegado de Alemania, desde los laboratorios, algo muy común ya en aquellos años y para este tipo de música, llegó el tema Soul Drácula que fue un auténtico pelotazo en listas, ventas, radios y tv.
Ni que decir tiene que me encantó. Contenía todo lo básico de la música Disco. Tal vez uno de esos temas que para mi son clásicos dentro del género y están demasiado olvidado.
Pasan las décadas y resulta que un día, sí, en mis adoradas cubetas, aparece el Lp por unos euros y me hago con él, y me vienen los recuerdos de cuando comprabas el disco grande sólo por una canción sin saber que coño te ibas a encontrar aparte de esa canción aunque a estas alturas de la vida ya te lo imaginas. La cuestión es si te va a gustar o no.
Y evidentemente encuentras un disco de su época con sonido Disco por los cuatro costados. Vale, Soul Dracula es el mejor tema, no me cabe duda, pero también podemos bailar y disfrutar con Baby Frankie Stein y también de una manera "sexy" con Sex Me en la cara A.
En la cara B Nos encontramos el más que danzeteable Blackmail que no tiene desperdicio con esos "Turu tu" femeninos que aparecen también en Soul Drácula.
Ese bajo y esa harmónica en Drácula Goes Dreamy tampo esta nada mal. Momentos de Fly Robin Fly pasean por los surcos.
El disco termina de una manera estupenda con Terror on the Dance Floor. No produce terror. Produce que bailes terroríficamente con ese bajo tan Frank Farian.
Resumiendo. No es el disco de mi vida, pero es mucho mejor de lo que me esperaba.