A The Blue Nile lo conocía por su segundo y bonito disco Hats del 89.
Este fue su debut en el 83, con el cual ya empezaron a llamr la atención de la crítica.
No lo había escuchado hasta ahora, y casi mejor así, pues estoy seguro que en su momento no sabría apreciar la belleza que posee.
Los escoceses se tomaron las cosas con calma.
(Realmente simpre las han tomado con calma. cuatro discos en veintiún años lo dice todo).
Paul Buchanan, compositor principal del grupo, tendió siempre a un perfeccionamiento extremo.
A los que trabajan con él seguro que les resulta desesperante, pero el oyente, nosotros, se lo tenemos que agradecer y mucho.
La calidad de sonido, así como la producción están fuera de toda duda. Es exquisita.
De esos disco que sólo por la calidad sonora que tiene, ya se debe recomendar.
Como dije antes, el disco se grabó en el 83, cuando ya algunas producciones empezaban a ser un excesivas y pomposas.
En el caso de este trabajo, no hay nada de eso. Es sonido es claro y cristalino. Perfecto.
Cada instrumento suena puro y sin aditivos. Se distingue todo sin ningún tipo de dificultad.
Y los temas pues tampoco tienen desperdicio. Siete temas, siete pequeñas maravillas.
Temas largos, elaborados, tranquilos en su mayoría, pero que nunca cansan.
Joyas como Stay o Heatwave te ponen los pelos de punta.
Tinseltown In The Rain o Easter Parade, y porque no decirlo, el resto que quedan sin nombrar, no te van a defraudar.
La ciudad cuando cae la noche. La lluvía golpeando los cristales. Sentimientos que afloran cuando miras a través de la ventana y te pones a pensar o a recordar.
Todas estas imágenes son las que me aparecen cuando lo escucho.
Ideal para esuchar de noche, para esos días de invierno en los cuales te recoges, o ideal también para cuando estás de bajón.
No te va a hundir, aúnque tampoco te va a ayudar a levantarte. Pero te puedo asegurar que te va a reconfortar igual que cuando eras pequeño y te cantaban una nana.
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